domingo, 1 de mayo de 2011

No hay peor ciego que el que NO QUIERE ver.


Hijo: Viejo siéntese un momento, escuche mi tormento urgentemente le tengo que hablar. Anoche lo vi con su adoraba de la que tanto me habla, ay hombre le tengo que decir: “Es la misma maldita mujer la que viste y calza de pies, la que penetro y le acaricio la piel y obviamente lo mismo hace con usted”  

Padre: Mi hijo esto no tiene sentido, estas muy confundido, “esa mujer es mía y de nadie mas”, a otra se te esta pareciendo pero muy bien te entiendo de pieza es una equivocación. “La conozco bastante lo sé, y no lo creo capaz que me sea infiel”, soy tu padre tienes que entender, no es la misma se puede parecer.

Hijo: No seas terco padre mío, ¿Cómo la voy a confundir?

Padre: Desde niño nunca cambias, digo no y tú dices sí.

Hijo: Lo respeto viejo mío, pero tengo la razón.

Padre: Ya te dije, lo repito, es una equivocación.

Hijo: Ella se burla de ti y de mí, somos un chiste y la hacemos reír.

Padre: Me duele pensar que si, pero si esto es cierto hasta puedo morir.

Hijo: Nadie se muere de amor, usted ha sido mi ejemplo, y me ha dado valor.

Padre: Quiero creer tu versión pero en este momento estoy muy ciego de amor; mi hijo esa mujer me ama y creo en sus palabras, me pones entre la espada y la pared.

Hijo: Por dios, tu niño no te miente, olvidemos esa mujer! No es lo mismo un ciego, que no quiere ver.

2 comentarios:

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